Simposio 5. Universidad, conocimiento e innovación para el desarrollo sostenible.
MAE
XIV Taller Internacional “Universidad, Medio Ambiente, Energía y Desarrollo Sostenible”
A medida que Cuba logra una de las huellas ecológicas per cápita más bajas del mundo (Huella Global 2020), el día de superación del país en 2019 fue el 1 de diciembre, mientras que algunos países europeos ya alcanzaron este límite en febrero (por ejemplo, Luxemburgo), monitoreando la huella ambiental. Las preferencias de la generación más joven pueden ofrecer información valiosa sobre dicha sociedad. Como existen medidas estandarizadas aceptadas en las escalas de 2-MEV (2- Valores ambientales principales) y GEB (Comportamiento ecológico general), ambas medidas siguen los requisitos psicométricos necesarios, ya que tienen la ventaja única de una confirmación independiente repetida (y por lo tanto). proporcionar una validez externa). Estos capturan, con 40 ítems de comportamiento informado que originalmente se originan en seis subescalas, que culminan en una única puntuación de cobertura principal. El primero monitorea las preferencias antropocéntricas y biocéntricas individuales con un conjunto de 20 ítems basándose en los dos factores de orden superior. Ya existen muchas versiones lingüísticas (33 en el caso de la 2-MEV) para confirmar la estructura esperada de Preservación y Utilización, así como para verificar las validezes y confiabilidades de ambas escalas. Para un país como Cuba, esto se debe a las diferencias culturales esperadas, así como a la excepcional y única huella global baja. Además, se incluyó la “conexión con la naturaleza” y la “Escala matutina-vespertina para niños” (MESC) (esta última monitorea las preferencias diurnas de los individuos). Posteriormente, las respuestas de 348 estudiantes cubanos de secundaria fueron sometidas a diversos análisis, incluido un procedimiento de modelo estructural lineal. Si bien se confirmaron las estructuras psicométricas esperadas de ambas escalas, ni el MESC ni la conexión con la naturaleza muestran una relación sustancial con ellas. Sin embargo, todas las puntuaciones de regresión siguen las direcciones positivas o negativas esperadas, aunque no todas las puntuaciones de ajuste resultaron satisfactorias. Aparentemente, las medidas aplicadas aseguran una buena base para medir el marco de actitudes y comportamiento, pero es posible que necesiten ajustes adicionales para monitorear completamente las preferencias ambientales de los adolescentes cubanos
As Cuba achieves one of the lowest ecological foot prints per capita in the world (Global Footprint 2020), the country’s overshoot day in 2019 was on December 1st while some European countries have already reached this limit in February (e.g. Luxembourg), monitoring the environmental preferences of the younger generation may offer valuable insights into such a society. As accepted standardized measures exist in the scales of 2-MEV (2- Major Environmental Values) and the GEB (General Ecological Behaviour), both measures are following the necessary psychometric requirement, as they have the unique advantage of repeated independent confirmation (and thus provide an external validity). These capture, with 40 items of reported behavior originally originating in six subscales, that culminate in a single main cover score. The first one monitors individual anthropocentric and biocentric preferences with a 20 item-set by relying upon the two higher order factors. Many language versions already exist (33 in the case of the 2-MEV) in confirming the expected structure of Preservation and Utilisation as well as verifying validities and reliabilities of both scales. For a country such as Cuba to reassure this due to expected cultural differences as well as the exceptional unique low global footprint. Additionally “connectedness with nature”, and the “Morningness-Eveningness Scale for Children” (MESC) was included (the latter one monitors diurnal preferences of individuals). Responses of 348 Cuban secondary school students were subsequently subjected to various analyses including a linear structural model procedure. While expected psychometric structures of both scales were confirmed, neither the MESC nor the connectedness with nature show a substantial relationship to them. Nevertheless, all the regression scores follow the expected positive or negative directions, albeit not all the fit scores turned out satisfactorily. Apparently, the applied measures secure a good basis for measuring the attitudinal and behavioural framework, but may need further fine tuning to completely monitor the environmental preferences of Cuban adolescents.
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