Las condiciones sociohistóricas que hoy se viven a nivel planetario exigen como una emergencia epistémica, reconstruir los currícula de todos los niveles educativos, recuperando como una dimensión constitutiva de los planes y programas de estudio, entre otras, la sustentabilidad desde posiciones geopolíticas y filosóficas desde perspectivas críticas que posibiliten concepciones diferentes a lo planteado desde organismos internacionales que lo postulan desde un sustento economicista neoliberal en este mundo globalizado. En otras palabras, es menester incorporar la sustentabilidad bajo una perspectiva filosófica, pedagógica y epistémica que supere la racionalidad instrumental de un saber hacer centrado en lo ecológico.

Para ello, se requiere que, las currículas propicien una formación sólida de las estudiantes y los estudiantes que les permita tomar posturas reflexivas de los problemas de humanidad que hoy se viven en un modelo civilizatorio de occidente. Se requiere de una formación de intelectuales ambientales que luchen por las libertades y derechos humanos de las sociedades para impulsar procesos democráticos y de justicia social. Ubicando a la educación como un bien social de humanidad. Es urgente una formación interdisciplinaria que impulse una emancipación de los sujetos con conciencia histórica, así como una formación filosófica en torno a la sustentabilidad como posibilidad de existencia humana con una relación ética, estética y axiológica para con los demás seres vivos y los ecosistemas.

 En el campo curricular, se debe tomar a la sustentabilidad como un ámbito político y de contrahegemonía y lucha por el respecto de lo nuestro, lo que nos pertenece, lo que nos constituye humanamente y conforma identidades múltiples.