A cuatro años de la contingencia mundial por COVID 19, es patente el efecto del último hito en la educación: el Internet, que rompe con los paradigmas habituales de aprendizaje realizados en aulas donde interactúan educandos y educadores y libros. Este salto nos confronta con el reto de la educación en tiempos digitales. Con el uso de internet, la velocidad del conocimiento rompe con el tiempo y la geolocalización. Más aún, la aparición de la inteligencia artificial, rompe con la noción de la propiedad intelectual de las ideas. Por ello, tomando como referente la agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible, como una ruta universal, ambiciosa e integral, se hace un esbozo del escenario que viven, enfrentan y desean los jóvenes mexicanos. Lo que permite plantear una agenda educativa juvenil que haga frente a los nuevos problemas, involucrando a los tomadores de decisiones para que atiendan las dificultades que enfrentan las nuevas generaciones.

Se concluye con la propuesta de iniciar cuatro monumentales cursos de acción, que abarcan a) convocar a la reflexión con objeto de rediseñar, en cada contexto natural, los procesos de enseñanza-aprendizaje, b) replantear y renovar la carrera docente c) superar la enseñanza unívoca, mediante la capacitación y captación de un profesorado que acceda, use y se apropie de las tecnologías digitales y d) motivar y promover el pensamiento crítico, la creatividad, la inclusión y respeto a los derechos humanos, en tanto que procesos educativos conjuntos, universales creadores, que marchen hacia nuevas maneras de reflexionar, enseñar, aprender, evaluar y ejercer la educación. Por lo que desde el Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa (ILCE), se está consciente que la política educativa debe bosquejar escenarios futuros, anticipando riesgos para adelantar la formación docente en competencias digitales que permitan enfrentar a la incertidumbre con renovada capacidad de resolución de problemas, por ello, se gestionan espacios de tecnología digital para el acompañamiento individualizado del alumnado y el profesorado, abonando con estas acciones, a los valores colectivos requeridos, para restituir la esperanza en el futuro.