Si bien es cierto que existe un común denominador en las luchas de la mujer por alcanzar igualdad, equidad, reconocimiento como actores políticos con derechos a decidir sobre sus propias vidas y su cuerpo, en Canadá, para las organizaciones que luchan por los derechos de la mujer el desafío es aún mayor debido a la composición geográfica de la sociedad. Canadá es un estado multicultural, habitado por numerosas Primeras Naciones, inmigrantes, y comunidades de diversas nacionalidades. El mundo de hoy se ve afectado por profundos problemas políticos-sociales, que sin duda han agravado la situación de la mujer. La mujer en la sociedad canadiense no es inmune en sentir las consecuencias de la situación global. Durante COVID todo servicio y organismos de ayuda y apoyo a la mujer y sus niños no pudo satisfacer ni recorrer a tanta demanda. Por falta de recursos y cortes de los presupuestos gubernamentales destinados a estos servicios, muchas mujeres quedaron desamparadas. A esto se suma que todos los derechos logrados antaño hoy se ven amenazados por una nueva ola de ascenso de la extrema derecha y elementos fascistas. Existe hoy un recrudecimiento de misoginia que se expresa en el ataque feroz hacia el derecho al aborto, entre otros. Conectarnos, trabajar juntas en espíritu colaborativo y de cooperación, trascender las barreras patriarcales, para así hacerle frente a esta nueva ola de ataques, es hoy más imperativo que nunca. Las mujeres como actores políticos, como guías y lideres, por la supervivencia de nuestra identidad y derechos humanos