La sostenibilidad del mundo solo es posible cuando asimilamos que la equidad y la inclusión, desde su sentido más profundo de la conciencia y el accionar, deben marcar la pauta para hacernos cada día más competentes desde la educación superior que construimos en un mundo complejo, donde el caos, la incertidumbre y el desacierto reinan; bajo esas condiciones contextuales se pone a prueba nuestra formación recibida para garantizar una mejor calidad de vida, produciendo desde nuestra ciencia base los conocimientos y aportes que sean necesarios para contribuir a la vida social. De allí parte, la interpretación de los siete saberes de Morín y su acercamiento a la Educación Superior desde su dimensión curricular, siendo este el propósito que se persigue en estas líneas. Desde esa interpretación, se concluye que solo desde nuestro cambio de actitud en la formación universitaria hacia la complejidad moriniana podemos garantizar profesionales abiertos a la transformación, a la crítica y autocrítica para contribuir a la sociedad. La universidad como centro formativo por excelencia debe marcar las pautas curriculares que sean cónsonas a la complejidad que vivimos y experimentamos. Es importante, para esta tarea formativa, conocer, comprender, entender e interpretar los siete saberes necesarios plateados por Morín, así como los principios que propone para la educación; pues en ellos encontraremos las respuestas que desde la pedagogía y la didáctica deben generarse para aprender y enseñar desde estas premisas como desafiar las incertidumbres, dudas e inquietudes que la realidad nos presenta.